Por Alberto Pinzón Sánchez
Un dolor hondo en el pecho, una punzada metálica que me quitó por unos momentos la respiración, sentí cuando vi las fotografías del esqueleto de Simón Bolívar presentadas 180 años después de su muerte en San Pedro Alejandrino. El primer pensamiento que me llegó atropellado a la memoria fue el de mi profesor de medicina legal que en aquellas tardes soleadas y lejanas, en el hospital universitario de Manizales y frente a los cadáveres fríos ya por la muerte, nos enseñaba que una hora, sólo una hora, tarda la muerte en mostrar su verdadero rostro en un cadáver. Una hora después de que la inevitable muerte llega y se aposenta para nunca más irse de un cuerpo, sale con su palidez o lividez a la piel, las mejillas, los ojos y los labios. Continuar leyendo «Ante los huesos de Simón Bolívar»